Solidaridad y la costumbre en la sociedad
- Complexus
- 15 jul 2019
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Ya han acusado a dos directivos de la cooperativa de telecomunicaciones, de hacer contratos lesivos a la cooperativa mediante uno de sus programas para los socios; que servía de pantalla para hacer movimientos de dinero y equipamiento de una manera irracional.
En términos weberianos la burocracia es la organización racional y eficiente, en las sociedades modernas. En teoría los funcionarios no son propietarios de la institución, no pueden vender, heredar ni dejar en herencia y menos apropiarse del material y los recursos que hay en el trabajo.
Ahora que en nuestra ciudad se están construyendo las grandes urbanizaciones, los indicadores estadísticos muestran las características de esta evolución urbana en la ciudad de Santa Cruz.
Es una ciudad que no ha dejado de crecer en los últimos ochenta años, en el inicio dependía de las iniciativas locales y la fuerte influencia del emprendimiento; tradición que felizmente no se ha perdido. Pero este emprendedurismo ha derivado en una “función latente” como dirá K. Merton.
Ante el abandono del estado boliviano las cooperativas cruceñas se encargarán bajo este modelo asociativo de crear las primeras compañías de servicios públicos, manifiesta una función asociativa en pro de un beneficio común.
Latente esta la organización de estructuras internas que alejadas de la democracia representativa se atrincheran en las instituciones para obtener beneficios personales más allá del salario y las prestaciones que por ley estipula el estado boliviano. Desvirtuando así la idea de la organización racional del trabajo.
¿Es este un cauce inevitable más podrido que las aguas canalizadas del vertedero en los días de lluvias? -Quien hubiese hablado con los vecinos del vertedero comprenderá de que estoy hablando- ¿La polución de los valores es una escala inevitable en el tránsito hacia la modernidad? Nueva York se construyó en base a las llamadas “5 familias” que consolidaron igualmente su poder sobre las instituciones, sobre la policía, sobre las leyes e incluso se dice que el Estado se valió de ellos en tiempos de guerra, –versión no confirmada ni negada- eran también protegidos. Quizá esto nos pueda ilustrar la situación que atravesaron las grandes ciudades, en la configuración de sus relaciones sociales y su estructura organizativa.
En el caso de Santa Cruz se ha mencionado muchos sobre este tipo de relaciones sociales de parentesco, que difuminan la honestidad de los próceres y líderes actuales; la cooperativa de “telecomunicaciones” –termino que reemplazo al de “Teléfonos”- es solo un ejemplo como pudieron haber sido los de décadas anteriores en la gestión pública, con los diferentes administradores y en diferentes rubros.
En el siglo XIX Santa Cruz era una de las capitales con mayor índice de electores, lo que demostró también una virtud: el cruceño era un ciudadano alfabeto por lo general. Para una época pre-arguediana que denuncia el atraso del indio premoderno y sus atavíos culturales; es una muestra de que a pesar de ser un lugar alejado de los centros económicos mantenía una buena conexión con los centros de la cultura del continente y de Europa. Grandes personajes como Rene Moreno e Ibáñez, entre otros; en una época actual como la nuestra quedara espacio para la nostalgia y exclamar: “…antes era otra cosa”.
Cuando hablamos del contexto plurinacional o “nashonal” –dirán otros- surge igualmente la comparación en el mismo contexto del municipio, sin necesidad de llegar más lejos. Los diferentes accidentes de la cultura universales a todos los seres humanos por muy buenos o malos que fueran son tan familiares.
Entre las familias o culturas las dos más representativas la local y la andina o denominada “colla”, cuyos principios de solidaridad y reciprocidad son bien valorados antropológicamente.
Podemos ver también los mismos fenómenos organizativos. Otro ejemplo es la postura en torno al transporte urbano a implementarse por el municipio, donde también se ejerce un juego de poder para la regulación de las políticas públicas.
Las estructuras culturales que ambos –collas o cambas- tienen nos hacen reflexionar, solamente son medios para determinados fines; y tanto así la misma comparsa que hace la kermesse solidaria para la quimioterapia del pariente, como también la que agarro a su rival en la calle para agredirlo.
Tomando en cuentan otros enfoques también encontraremos disidencias al respecto de la cultura. Dando al funcionalismo un lugar diríamos diacrónico en un plano de tiempo, incapaz de poder evaluar procesos históricos. Como al tratar el tema de las culturas el funcionalismo será muy capaz haciendo estas comparaciones; al contrario cuando se trata por ejemplo de proponer una visión sincrónica de los antecedentes que llevaron a la multiculturalidad de nuestros días.
Por decir hablar ya no de las diferencias mas bien hablar los puntos en común de la cultura de los pueblos que habitaron el territorio del Estado diríamos. Las culturas en consecuencia van evolucionando, será posible la adopción de patrones culturales diferentes.
Por ejemplo sobre el uso del lenguaje inclusivo nos decía Concepción Company (lingüista): “…la gramática (…) es un hecho arbitrario de sedimentación secular y herencias milenarias».
Entonces para que el lenguaje inclusivo forme parte de las concepciones ideológicas masivas de la sociedad puede o no pasar un periodo indeterminado. Esto no significa que no se puedan explicar las razones actuales de esta variable cultural. El idioma es prácticamente la proyección ideológica de los consensos sociales. Cuando hablamos de cultura desde este enfoque valoramos el papel que cumple cada elemento de la totalidad, mientras no hubiese un cambio de paradigma cultural que es más bien una visión histórica de los procesos.
Regresando al problema principal sobre las funciones que tiene la solidaridad entre los individuos de la sociedad, y sobre este tema podremos plantearnos el asunto cultural de fondo. ¿Qué es lo que la sociedad valora? ¿Cuál es ese consenso sobre el que todo parece flotar en el aire como un castillo de naipes? A qué clase de movilidad social aspiran los individuos poder llegar, son cuestiones que tampoco serán fáciles de contestar.
Existe una forma de poder darle sentido a todos estos fallos del sistema o simplemente es una cuestión moral que nada tiene que ver con la supervivencia del mas apto.
Leyendo a Faccio sobre la vida de uno de los personajes del fútbol, nos dice: “El hace siesta de tres horas todos los días…”. Es posible después de contratar un cientista social que te diga cuan mal te encuentras hacer algo al respecto. Las costumbres son a fuerza lo que viene a convertirse en este legado ideológico que Company llamara secular y arbitrario.
¿Entonces cuáles son las costumbres del cruceño o del boliviano? El viernes de soltero, las Kjaras, la leyenda de la viudita o aquel gastado adhesivo que repartía COTAS hace muchos años atrás que decía: “La hora cruceña es puntualidad”. Ya es hora sin duda, y es posible hacer una objeción a las estructuras y las costumbres. No es solo reflejo de un instante, es algo que así como la costumbre es un reflejo de una construcción social.
Autor: Dan Yamir Pérez
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